Pensamiento del sábado 8 de enero de 2011


"Así cómo en la tierra existen lugares y territorios en los que sólo podéis entrar presentando un salvoconducto, un pasaporte o un visado, esto es todavía más cierto para el mundo divino. No basta con que os presentéis frente a las puertas del Cielo para que se abran ante vosotros. Unas entidades que están ahí os dicen: «Esperad, primero debemos ver quienes sois y si podemos dejaros entrar.»
¿Y quién da el permiso? Las virtudes. Sí, cada vez que obráis de acuerdo con las virtudes divinas, os marcan con su sello, cada una de ellas deja sobre vosotros unas marcas, unas huellas, y éste es vuestro salvoconducto. Provisto con este salvoconducto, os presentáis en las fronteras del mundo divino; ahí, se pone en marcha una especie de mecanismo y entráis. Quizás no seáis aún admitidos en el Santo de los Santos, pero entráis."

Omraam Mikhaël Aïvanhov

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